martes, 25 de julio de 2017
Las emociones y el aprendizaje.
El cariño puede acelerar el crecimiento del cerebro. Por ello, más allá de contenidos académicos tradicionales, de enseñar a leer, de enseñar a sumar y restar… las investigaciones nos muestran que el afecto es un instrumento enormemente poderoso en el desarrollo cerebral y cognitivo de los niños.
La familia influye en el desarrollo del lenguaje
Otra prueba de cómo afecta el entorno del niño en su educación nos la ofrecen los estudios de James Heckman, premio Nobel de Economía del año 2000, sobre la calidad del ambiente educativo familiar.
Entre sus múltiples trabajos, encontramos un estudio sobre la influencia de la calidad educativa en la familia. Heckman ha proclamado siempre que la primera causa de desigualdad entre las personas la constituye el “accidente del nacimiento”. Nacer en una determinada familia condiciona enormemente el futuro de un niño. Y dentro de sus investigaciones, ha demostrado que un niño que crece en una familia con padres con formación universitaria escucha de media 2.153 palabras por hora. Un niño con unos padres con la formación obligatoria escucha un promedio de 616 palabras por hora.
El impacto del tiempo pasado con los niños, así como el lenguaje que escuchan van a incidir como factor que facilitará en mayor o menor medida su formación. La habilidad en la comunicación y el modo de desarrollar el lenguaje del niño está enormemente influida por su entorno. Y aunque en el aula todos los niños escuchan lo mismo, fuera del aula las diferencias son significativas.
Son tan solo dos ejemplos de cómo la educación va más allá de los contenidos académicos –a los cuales no niego su razón de ser-. Sabemos, como sociedad, que existen otros aspectos que pueden llegar a ser muy determinantes en el futuro de los niños. El hecho de que el cerebro sea plástico tiene implicaciones educativas. Las emociones son reacciones que contribuyen al desarrollo de la persona.
Por ello… las emociones importan
La Fundación Botín desarrolló, en 2008, un análisis internacional muy completo sobre educación emocional. Sus conclusiones fueron claras: la educación emocional afecta al desarrollo de los alumnos, ya que incentiva su motivación, predispone a actitudes más positivas, mejoran sus relaciones y obtienen mejores resultados académicos.
Para conseguir que un niño crezca, en toda la dimensión de la palabra, no basta con la adquisición de conocimientos. Generar un clima emocional positivo también va a influir en su desarrollo. Porque no hablamos de utopías, hablamos de aspectos físicos cuantificables en nuestro cerebro. Si la educación debe ser un proceso de aprendizaje para la vida, las emociones sí importan.
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